Cuando hay marea, golpe a la lapa

Canarismos

Cuando hay marea, golpe a la lapa

Luis Rivero 05.01.2018 |Publicado en el suplemento de Cultura de La Provincia 

Esta expresión costera viene a indicar implícitamente que el momento propicio para coger lapas es cuando la marea está baja. El dicho, que se inspira en una actividad practicada desde antiguo por la gente del mar, forma parte de los conocimientos y creencias que se mueven en torno al mar y sus ciclos. Es locución propia del idiolecto de las comunidades de pescadores y de la población de los asentamientos costeros, aunque de uso generalizado. Se dan otras variantes del dicho, tales como: “Ahora que hay marea, vuelta a la lapa”; o “cuando hay marea baja, golpe a la lapa”.

El paradigma de referencia es el marisqueo o más concretamente el lapear (a veces pronunciado lapiar), es decir: coger lapas. Si bien, en sentido genérico, con el término marea se indica el movimiento cíclico y alternativo de ascenso y descenso de las aguas del mar producto de la fuerza de atracción del Sol y de la Luna, aquí se refiere específicamente a la bajamar.

Cuando entre los pescadores isleños se dice que hay marea se alude normalmente a la marea baja. Sobre todo cuando estamos en presencia de mareas muy vivas, coincidiendo con las fases lunares de luna nueva o luna llena, en las que la diferencia entre la bajamar y la pleamar se hace más evidente. Con estas mareas quedan al descubierto el ‘marisco’ (riscos del fondo marino) y los ‘callaos’ de la orilla, de sólito cubiertos por el agua y que son el hábitat natural de este molusco. Lo que lo convierte en un momento óptimo para su captura. Faena que el pescador acomete tradicionalmente provisto de un lapero -utensilio de hierro ideado para coger lapas- o bien con un cuchillo de cocina, ya que la lapa se adhiere fuertemente a la piedra. [De ahí la hipérbole: “ser más agarrado que una lapa”, para hacer notar que una persona es muy agarrada o tacaña].

La expresión en un sentido figurado funciona como refrán o sentencia. Responde a un principio cognitivo y axiomático elemental que utiliza la metáfora del flujo y reflujo de las mareas para expresar que hay que aprovechar las oportunidades que se nos presentan en cada momento. Como mismo el pescador aprovecha la ocasión cuando la generosidad del mar pone a su merced este recurso alimenticio. Este razonamiento participa del carácter orientativo/didáctico que es común en la mayor parte de los dichos que tienen origen en la cultura rural o en la gente de la mar. Todo ello se traduce en una idea ilustrativa de la enseñanza que podemos resumir en: hay que ser diligente ante la oportunidad. Es decir, hay que aprovechar y no desperdiciar las ocasiones que nos brinda el destino o una situación pasajera y propicia para actuar en la justa dirección o acometer con determinación una empresa.

Ideológicamente afín a la expresión comentada se sitúa esta otra que dice: “el que quiera lapas, que se moje el culo” para significar que quien desea obtener un beneficio ha de hacer el esfuerzo necesario para lograrlo. Es decir, que no basta sólo con estar atentos a la oportunidad, sino que hay que entregarse a ella para no desperdiciarla.