Es peor el remedio que la enfermedad

Luis Rivero. Cultura /La Provincia-DLP. 22.03.2020

Esta frase proverbial de uso común en español se incluye en ese grupo de asertos de ámbito universal con presencia en otras lenguas y culturas, pero resulta también muy usual en el español de Canarias. Funciona como frase conclusiva que expresa el parecer sobre una situación: “Es peor el remedio que la enfermedad”  o  la versión “peor es el remedio que la enfermedad”, que cobra un sentido más bien admonitorio, o puede también emplearse adoptando la forma de locución predictiva en cuanto anticipa a lo que está abocada tal situación : “Va a ser peor el remedio que la enfermedad”.

En sentido recto viene a expresar que a veces los remedios a los que se recurre para aliviar una dolencia pueden resultar más nocivos que el propio mal que trata de atajar. La metáfora se construye o pivota sobre dos sustantivos aparentemente antagónicos: remedio/enfermedad. Y digo aparentemente porque el antónimo de la ‘enfermedad’ sería, en principio, la ‘salud’, mientras que el remedio debería ser el “medio” –valga la expresión– para superar el estado de enfermedad. Lo que provoca la “inversión” de la enfermedad en salud. La elección del término (remedio) se diría que no parece casual. La voz “fármaco” deriva del griego phármakon que en su cualidad polisémica (o más propiamente enantiosémica), contiene dos significados opuestos o antónimos, estos son: ‘remedio’, en el sentido de ‘droga curativa’ o ‘medicina’, y ‘veneno’. Es decir, el fármaco (el medicamento), etimológicamente hablando, puede referirse tanto a un remedio para la vida y puede salvarla, como un veneno que puede provocar la muerte. Paradoja que podría tener su explicación en la máxima atribuida a Paracelso: “la dosis hace el veneno” o “el veneno está en la dosis”. 

En sentido metafórico o figurado se usa con carácter general para manifestar que ciertas ayudas o soluciones que se adoptan ante una dificultad pueden provocar más inconvenientes que el problema que trata de resolver. 

En latín se enuncia: Aegrescit medendo (enferma medicándose/ cuidándose’) que viene recogido por Virgilio en la Eneida (XII 46), entre otros varios autores posteriores. El dicho existe en otros dominios lingüísticos con idéntico valor a la versión castellana. [A saber: “Spesso è peggiore il rimedio che il male” (en italiano);  “Le remède est souvent pire que le mal” (en francés); “Peor é o remedio que a enfermidade” (en gallego); “É pior a emenda que o soneto” (en portugués); “És pitjor el remei que la malaltia” (en catalán); “The remedy is worse than the disease” (traducción literal del inglés: ‘El remedio es peor que la enfermedad’), amén de otras lenguas]. 

Como sinónimo de esta expresión localizamos el registro: «Salir de Guatemala para meterse en Guatepeor» (que ya hemos comentado en estas páginas) y que en el sentido usual hace referencia también a cuando tratándose de evitar o superar una situación de dificultad o peligro se termina en un aprieto o en condiciones aún peor. El remedio al que alude el dicho como ‘medicamento’, ‘fármaco’ o ‘terapia’ que se le proporciona a un enfermo surge como  símbolo para expresar conceptos o ideas abstractas. Que en sentido general se refiere al medio utilizado para reparar un daño u obstáculo, una enmienda o corrección frente a un entuerto, o un recurso o auxilio que se le brinda a alguien. Y lo que en definitiva viene a concluir implícitamente  es que conviene tener presente que las cosas se deben sopesar y tratar en su justa medida valorando todas las situaciones y escenarios posibles, porque de lo contrario se corre el riesgo de “tirar al chiquillo con el agua sucia de la palangana después de bañarlo”.