Notebook

 

A modo de introducción

Cuando el hablante escucha o hace suyo un dicho, una frase hecha o emplea cualquier giro, raramente piensa o analiza su significado. Sin embargo, automáticamente comprende el valor léxico de la expresión utilizada. Esto podría explicarse por un mecanismo subliminal de conocimiento que se desencadena aun cuando el sujeto desconozca el significado o el origen etimológico de la expresión o sea la primera vez que la escucha. El contexto donde se pronuncia y la intuición posibilitan su interpretación, lo registra en su «archivo lexical», integrando el concepto, y acaba incorporándolo a su idiolecto. Y ello sucede en parte porque las palabras portan consigo una carga psicológica sutil, podríamos decir, que facilita la comprensión automática del discurso, mensaje o enseñanza contenidos en la frase.

Se le atribuye a Aristóteles la consideración de que la metáfora surge de la intuición de una analogía entre cosas disímiles. De modo que las metáforas son parte del lenguaje simbólico, y como tales símbolos poseen una forma aparente, estética o superficial, que se muestra, que está «a la vista», y un sustrato subliminal, no aparente, que está debajo y que generalmente permanece oculto (pero que se puede intuir). Este mensaje celado se revela a través de una asociación inconsciente que implica una comprensión automática según el contexto léxico y situacional. El lenguaje no es, pues, una manifestación aséptica de la realidad a la que se refiere, sino que está cargado de significados subliminales. Yo intento definirlo de la manera más simple posible: el uso de voces o de determinadas expresiones, en lugar de otras, no es caprichoso ni fruto del azar, sino que lleva consigo una significación que trasciende a la propia conciencia del hablante. Es decir, contiene un sustrato inconsciente y significante que a veces escapa a nuestro propio conocimiento.Esta idea se aproxima –quizá– a lo que el antropólogo Claude Levy-Strauss decía refiriéndose a los mitos, que estos «despiertan en el hombre pensamientos que le son desconocidos».

El análisis e interpretación de los dichos y modismos seleccionados en este volumen se abordan, pues, a través de una aproximación muchas veces puramente instintiva/intuitiva, por así decirlo. En cierto modo obedece al criterio de que los símbolos (y podríamos decir lo mismo de las metáforas) no se pueden estudiar ni explicar, el símbolo se intuye y su comprensión surgen espontáneamente.

En tal sentido, se advierte al lector que no está en presencia de un texto académico ni de un diccionario de dichos o refranes. Tampoco constituye una recopilación de los dichos y modismos más relevantes, usuales o conocidos del español de Canarias. Se trata más bien un numerus apertus que ha priorizado en su selección, en primer lugar, el conocimiento directo o indirecto y la familiaridad del autor con el dicho o modismo en cuestión. En segundo lugar, hemos registrado algunas rarezas del español de Canarias que resultan inéditas, cuando no simplemente hemos tratado de evitar lugares comunes. El volumen reúne gran parte de los textos publicados durante los últimos años en los suplementos de Culturade La Provincia/Diario de Las Palmas(y más recientemente también en El Día/La Opinión de Tenerife), además de incorporar una serie de textos inéditos hasta ahora. Aprovecho la oportunidad que me brindan estas páginas para manifestar mi gratitud al editor Jorge Liria por la oportunidad de ver mi obra publicada, al tiempo que me congratulo con él por su encomiable labor profesional que hacen posible esta y otras publicaciones. Gratitud que hago extensiva en esta ocasión al profesor Victoriano Santana Sanjurjo por su magnífico trabajo como director a cargo de esta edición.

Por último, advertir también que he huido en lo posible del lenguaje académico y de las explicaciones excesivamente teóricas, procurando que el texto destile frescura y ligereza, y así su lectura resulte lo más amena posible. Espero que disfruten de ella.

Luis Rivero

54

Gente y Culturas

VIERNES, 23 DE JULIO DE 2021

LA PROVINCIA | DIARIO DE LAS PALMAS

ción existe y desde antiguo. Y se- guramente ello habría que atri- buirlo a los movimientos migrato- rios interiores (por ejemplo, majo- reros y conejeros que emigraron a Gran Canaria durante el pasado si- glo pueden explicar la subsisten- cia de dichos comunes); o los des- plazamientos temporales de apar- ceros del norte de Gran Canaria que iban a hacer la zafra al sur de la isla. Lo mismo cabe decir de la partida de trasmarinos hacia América y su posterior regreso co- mo indianos. Un ejemplo es la ex- presión:¡Arrecha!, muy usual en Telde (único lugar de las islas don- de la he escuchado, al menos que se trate de un teldense). Podría- mos encontrarnos ante un ameri- canismo procedente de Cuba. Pe- ro esto son solo hipótesis, creo que las aseveraciones no caben cuando hablamos de palabras.

Su ámbito social no parece li- mitado a un estamento. Mucha gente cultivada demuestra pla- cer mezclando el habla acadé- mica con la popular.

Una anécdota protagonizada por dos canarios de proyección universal: el abogado grancanario don Fernando León y Castillo, a la sazón embajador de España en París, y su viejo amigo, don Benito Pérez Galdós, a quien se ofreció a echarle una mano para la publica- ción en Francia (en el diario Le Fi- garo) de la novela Nazarín . Se car- teaban de manera habitual y en una de las misivas, Fernando Le- ón y Castillo informa a Galdós so- bre el estado en que se encontra- ban sus gestiones para la publica- ción de su novela en francés. Ante la impaciencia del escritor granca- nario, el político teldense reco- mendaba de no enojarse; y recor- daba: «No olvides aquella norma de conducta de los maúros de Ca- narias: paso de buey, tripa de lobo y hágase el bobo». Creo que esta anécdota epistolar es suficiente- mente significativa en relación a lo que me pregunta.

¿Cómo ha sido su universo de investigación: solo canario o castellano en general?

Hay que subrayar que no se tra- ta de un trabajo académico ni está avalado por un riguroso trabajo de campo. No ha sido mi pretensión. El trabajo de campo, por así decir- lo, se limita en muchas ocasiones al conocimiento directo del regis- tro en cuestión (y el mayor o me- nor grado de familiaridad con el dicho), o acaso indirecto, que va acompañado de una labor de do- cumentación que trata de consta- tar usos y significados idénticos, similares o diversos de un mismo dicho. Partiendo de una expresión popular utilizada en un momento determinado, nos damos cuenta que, sorprendentemente, en oca- siones se dan expresiones idénti- cas o similares para tales supues- tos en otras lenguas y culturas con las que, aparentemente, no existe una conexión directa. Por otra parte, el haber tenido acceso a re- gistro locales desconocidos o no inventariados da la impresión de

Pasa a la página siguiente >>

page1image31624page1image31784

Letras

Amalia García-Alcalde

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

A juzgar por la extensión de su libro, subtitulado Modismos y dichos de Canarias, con más de 500 páginas, ¿cabe pensar en una segunda lengua, nacida al rebujo de la española?

El español de Canarias es un dialecto con voz propia, mucho más rico de lo que creemos. Ateso- ramos un patrimonio lingüístico de manera inconsciente, sin saber muy bien el alto valor que tiene. Nuestro dialecto se enriquece con la aportación de una serie de ele- mentos culturales que emergen a través de la historia conformando un modo de expresión singular que nos identifica y nos hace dis- tintos. De tal modo que se con- vierte en una seña de identidad fundamental. Por eso hay que cui- darlo como un tesoro lingüístico que es y sentirnos orgullosos de hablar diferente.

Los dichos y modismos man- tienen vivo un idioma popular, pero con frecuencia son autén- ticos cultismos. ¿Derivan de fuentes distintas?

A medida que descendemos en la observación de las voces dialec- tales que utilizamos diariamente, casi sin darnos cuenta, o las escu- chamos de nuestros mayores, so- mos cada vez más conscientes de la riqueza léxica que poseemos. E indagando en este campo pode- mos descubrir auténticas joyas. La diversidad de aportaciones lin- güísticas a nuestro léxico va des- de los indigenismos (voces proce- dentes de la lengua de los anti- guos canarios) como baifo; portu- guesismo como engodo, voces del árabe hispánico incorporadas a través del castellano antiguo, co- mo atarjea; anglicismos como nai- fe, y un largo etcétera. Entre estas expresiones nos encontramos con ciertos arcaísmos que pueden representar auténticos cultismos, como: pargana, maquila o andan- cio. Todavía podemos escuchar de personas mayores en los pue- blos expresiones tales como: Eso es un andancio que hay por ahí (que se refiere a la difusión de una enfermedad epidémica, pero di- cho así resulta hasta simpático, lo que lo despoja de cualquier dra- matismo).

Los grandes escritores, clási- cos y modernos, inventan mu- chas veces estas formas, que después se creen populares. ¿No significa esto que los maes- tros del castellano valoran esa aparente espontaneidad?

La lengua es el único patrimo- nio cultural que pertenece real- mente al pueblo o a las comunida- des que la hablan. Este patrimo- nio, inmaterial e intangible, está vivo y no obedece a más reglas que el uso y la costumbre. De he- cho, las autoridades académicas, cuando la comunidad hablante crea un neologismo, no tiene más remedio que incorporarlo al regis- tro léxico. No se pueden imponer modos o formas de hablar en nin- gún ámbito a través de la implan- tación quirúrgica de nuevos mo-

El escritor Luis Rivero acaba de publicar su libro ‘Como dice el dicho. Modis- mos y dichos de Canarias’. En sus palabras «el refrán, el dicho, se ha refugiado, como toda la cultura de tipo tradicional, en los medios rurales y en el uso de las gentes menos letradas. En esos ámbitos, ha mantenido su carácter oral».

Luis Rivero

ESCRITOR

«El español de Canarias es un dialecto con voz propia»

page1image64024page1image64184

El escritor de ‘Como dice el dicho. Modismos y dichos de Canarias’, Luis Rivero. | LP / DLP

«

realmente al pueblo o a quien lo habla»

delos, aunque hay quienes lo pre- tenden. No podemos vivir someti- dos a lo políticamente correcto o a la estandarización de la lengua, ambas son sombras que amena- zan la libertad de expresarse libre- mente.

También se conocen vulga- rismos muy toscos, pero en ge- neral son ocurrencias que enri- quecen la expresividad del ha- bla, ¿no cree?

Dichos, modismos, frases he- chas, giros lingüísticos, … en las Is- las, en su mayor parte, son hijos de la cultura rural, incluso las expre- siones más propias de las zonas urbanas se localizan generalmen- te en barrios populares nacidos al calor del éxodo del campo a la ciu- dad. Lo que en el pasado estaba li-

gado a un bajo nivel de instruc- ción y, por ende, se alejaba del ha- blar culto. El habla popular tam- bién está marcado a veces por ex- presiones que rozan la grosería y el escarnio, pero también es ver- dad que son las menos. Creo que el isleño se siente más cómodo cuando utiliza registros que se mueven entre la ironía, la socarro- nería y el gracejo.

La sección que usted mantie- ne en el suplemento cultural de este diario, Canarismos, es estu- penda. Pero no es raro constatar algunos con vigencia en toda el área del idioma…

Gran parte de los dichos o refra- nes que se escuchan en Canarias son adaptaciones locales proce- dentes del castellano y de otras lenguas, lo que confirma la uni- versalidad de muchos de estos re- gistros. Otra parte son incorpora- ciones directas sin modificación que se han adaptado con tanta fa- cilidad que casi han tomado carta de naturaleza, se puede decir, pa- sando a formar parte del acervo lingüístico. Por ejemplo, si escu- chamos el refrán: cuando el ba- rranco suena, porque agua trae o

lleva, nos hace pensar en la ver- sión castellana: cuando el rio sue- na… Y en tal caso se podría hablar de adaptación local. Pero si escu- chamos la expresión: salvarse de manganilla, no necesariamente estamos hablando de una adapta- ción del salvarse por los pelos. La dicotomía entre el origen local o foráneo es relativa porque a fin de cuentas lo insular no es más que una manifestación singular de lo universal. Los mitos, las metáfo- ras, los arquetipos que subyacen en la lengua son universales y trascienden a las fronteras lingüís- ticas.

¿Es posible poder fijar el ori- gen o la presencia territorial de los dichos?

Gran parte de los léxicos y dic- cionarios de canarismos con un encomiable trabajo de investiga- ción constatan la pervivencia de muchos dichos en distinta islas o pueblos y así quedan registrados. Pero ello no implica la exclusivi- dad de su uso en tal o cual locali- dad, si bien existen expresiones locales que por su singularidad no admiten un uso extraterritorial. La mayoría de la veces la trasla-

La lengua es el único patrimonio cultural que pertenece

page1image97096page1image97256

 

 

Sobre Historias sefardíes, Radio Sefarad dedica en la sección SEFER: DE LIBROS Y AUTORES – La muy personal conexión de Luis Rivero con el mundo sefardí y judío en general llevó a este exabogado, escritor, articulista y traductor a gestar los 13 relatos que componen Historias sefardíes.
Judíos e historias judías situados por Rivero en diferentes escenarios y contextos históricos, en un ejercicio literario destacable y en ocasiones realmente conmovedor.

Entrevista en La Provincia de lunes 7 de mayo 2018
Entrevista | Luis Rivero
La historia de un pueblo en la diáspora solo puede escribirse desde el exilio”
“Lo que nos hace semejantes son los sentimientos y las actitudes fundamentales de los seres humanos que las integran, que es lo que nos hace humanos” destacó el escritor

Nora Navarro 07.05.2018 |
“La historia de un pueblo en la diáspora solo puede escribirse desde el exilio”
“La historia de un pueblo en la diáspora solo puede escribirse desde el exilio”
El escritor, traductor y articulista grancanario Luis Rivero, colaborador habitual de LA PROVINCIA/DLP, publica el libro ‘Historias sefardíes’ (Mercurio Editorial, 2017), en el que reúne un total de 13 relatos que brindan “una visión ficcionada del mundo sefardí” y a los que, pese a su situación en contextos histórico-temporales, localización geográfica y escenarios narrativos tan dispares como sus personajes y protagonistas, subyace “la existencia de un nexo sefardizante entre ellos”.
¿Cómo nace su interés por el mundo sefardí?

La cultura sefardí es parte fundamental en la genealogía e historia de las distintas comunidades de la Península, pero también tuvo una presencia significativa en Canarias, si bien poco conocida, cuando no ignorada absolutamente. Desde hace muchos años, el “mundo judío” ha suscitado mi interés y, en particular, llamó poderosamente mi atención esta “rareza” histórica que son los judíos de Sefarad, que era como se conocía desde la Antigüedad al territorio de la península ibérica. El origen supuesto de este pueblo que se asentó con vocación de permanencia y convivió pacífica y ejemplarmente durante siglos con cristianos y musulmanes, apuntan algunos historiadores a que se trataba de aquellos exiliados de Palestina durante la dominación romana; hay quienes hablan de una de las tribus perdidas de Israel. Pero en un momento de la historia, es condenado de nuevo al exilio. Los sefardíes definen su existencia por ser “la diáspora de la diáspora”. Lo más fascinante es cómo este pueblo ha sido capaz de sobrevivir disperso por el mundo, adaptarse a los distintos lugares de acogida y preservar su lengua y su cultura durante siglos.

¿Cómo documentó los hechos, costumbres y testimonios que trazan esta cosmovisión de la cultura sefardí?

Sin premeditación, podríamos decir. El estudio y lectura de estos temas, movido, no por la idea de escribir, sino por la pura curiosidad, han ido conformando con los años una “memoria documental”, que me ha familiarizado con todo ese imaginario doméstico, ritualista, folclórico, litúrgico o léxico. Cuando pensé en escribir sobre los sefardíes, se trataba de un ensayo que resumiera las conclusiones a las que había llegado tras meses de investigación de lo que iba a ser el tema de mi tesis doctoral: “la condición de sefardí como presupuesto para la adquisición de la nacionalidad española”. Pretendía ser un estudio que intentara determinar el concepto de lo sefardí desde el punto de vista jurídico, pero desde una perspectiva multidisciplinar. Lo que era bastante ambicioso, pero sugestivo. Luego -como siempre, sin pensarlo- surge la ficción, en la que te mueves con mayor libertad porque no debes ser fiel a la realidad de los hechos, sino que la construyes sobre estos.

¿Por qué quiso deslocalizar y jugar con los marcos temporales y geográficos en que se desarrollan los distintos relatos?

Quizás porque la historia de un pueblo en la diáspora solo puede escribirse desde el exilio. La respuesta a su pregunta es la conclusión a la que llega uno de mis personajes, el nieto de Ezequiel Caro, que ahora hago mía. No podía ser de otra manera. Narrador y personajes se sitúan en distintos momentos históricos y lugares de la geografía de esa diáspora: Lisboa, Canarias, Estrasburgo, Zúrich, Tesalónica, Amberes, Reikiavik, Estambul, Toledo, París, Tel Aviv, Maracaibo, Nueva Jersey, Nueva Orleans, Brooklyn, Madrid, Buenos Aires, Barcelona? Estos marcos geográficos y temporales pueden parecer caprichosos, pero creo que son necesarios. Quizás por romper la disciplina que fija el propio concepto lineal de lo temporal.

¿En qué medida se inspiran sus personajes y anécdotas en vivencias reales o biográficas?

Creo que la historia real no se escribe con una mayúscula académica, no está hecha de fechas memorables ni de hazañas de personajes célebres. La verdadera historia está hecha de infrahistorias. Son la memoria y los testimonios de seres anónimos o desconocidos sobre los que se escribe la historia real. Los relatos ofrecen una visión ficcionada de ese universo sefardí. Alguna anécdota se extrapola de la realidad para ser libremente ficcionada, unido a retales de memoria dispersa, pero recurrentes. Me he permitido incluso un par de bromas a algún que otro amigo a los que he inmortalizado como personajes, dotándoles de un rol de antihéroe con notas de comicidad pero a partir de sucesos o anécdotas reales. En ocasiones sigo optando por la voz narrativa en primera persona, que dota al relato de mayor verosimilitud y crea empatía con el personaje, que hace que el lector reste en la duda de si lo que está leyendo sucedió realmente o es pura invención.

¿Cuál es el sentimiento unificador que comparten los personajes de Historias sefardíes ?

El nexo principal que aparece como conector de tramas y común a todas las historias es un elemento sefardizante. Casi siempre se trata de sujetos así identificados como miembros de una comunidad, tradición o cultura; o los propios elementos que conforman ese imaginario colectivo. También de quienes han perdido esas señas identitarias, o los descendientes de los que renunciaron a su credo con tal de permanecer en su patria.

¿Este proyecto literario nace también con vocación de reivindicar el pasado de los descendientes judíos en la Península ibérica? ¿La ficción literaria es un arma contra el olvido?

Ficcionar, pensar, escribir, contar, leer son medios para recordar. Si no son un arma, sí es la mejor medicina contra la desmemoria. Cuando el recuerdo se pierde o no es identificable porque se ignora, es como si no existiera. El olvido es siempre contingente. Puede perpetuarse hasta que por generación espontánea es reivindicado por alguien que rescata el recuerdo y recupera la memoria. Esta es la historia de muchos criptosefardíes y anusim desmemoriados, de los descendientes de judíos conversos o cristianos nuevos que ignoran esta pertenencia. Por ejemplo, usted y yo estamos hablando aquí, ahora, y seguramente ignoramos que nuestros apellidos pueden tener orígenes judeoconversos; al menos, eso es lo que parece deducirse de crónicas de la época o actas de la inquisición. Podemos ser parte de esos desmemoriados que desconocen sus orígenes. Si la gente indagara al respecto, se llevaría más de una sorpresa. Es de reseñar una iniciativa colectiva reciente en reivindicación de esa memoria, que es la Academia Nacional de Judeoespañol dentro de las Asociación de Academias de Lengua Española.

Las escenas cotidianas de Historias sefardíes recogen el sentir de una sociedad a través de escenas trazadas con lirismo y humor, en la estela de García Márquez o Rulfo, ¿qué influencias literarias impregnan sus relatos?

Creo que no le corresponde al autor advertir las influencias, sino a los lectores críticos. Es un hecho que uno se nutre también de lo que lee, que los sedimentos narrativos se van “empozando” y depositando a niveles sutiles y terminan – selectivamente- impregnando la creación propia. Pero en cualquier caso se me hace muy difícil esa labor autocrítica de desentrañar tales influjos en un texto propio. Lo único que puedo decir es que, si hay un autor de culto por el que profeso una admiración cercana a la devoción, ese es Borges.

¿Las reflexiones que subyacen a las 13 historias sugieren que, al final, las sociedades se parecen entre sí y es más lo que nos une que lo que nos separa?

En cierto modo, sí. Pero hay que estar atentos a las conclusiones que se sacan de ello. ¿Nos parecemos? Sí, pero no somos iguales; el mundo no es “una aldea global”, como machaconamente se repite. Esto no es más que una premisa ideológica que se alinea con el pensamiento único o mainstream para justificar otras cosas. Lo grande de la especie humana es su “pluriculturalidad”, si se me permite el palabro. Lo diverso es lo que nos hace atractivos para los otro, pero las sociedades son sustancialmente distintas -afortunadamente, diría: ¡qué aburrido sería si fuéramos todos iguales!-. Lo que nos hace semejantes son los sentimientos y las actitudes fundamentales de los seres humanos que las integran, que es lo que nos hace humanos.

Compartir en TwitterCompartir en Facebook