Machar en hierro frío es tiempo perdido

Luis Rivero en suplemento de Cultura del sábado 17 septiembre de 2022 de El Día/LaOpinióndeTenerife y La Provincia/DLP

«Machar» es machacar, martillar, golpear algo para deformarlo, aplastarlo o reducirlo a fragmentos pequeños. Por eso este aforismo cuenta con variadas versiones en las que cambia el infinitivo inicial: «machar/machacar/martillar en hierro frío es tiempo perdi(d)o»; o incluso esta forma extensa que recurre además a otras comparaciones para expresar lo mismo: «machar en hierro frío, darle de comer a un muerto o predicar en el desierto es tiempo perdido». Tres acciones igualmente infructuosas. 

«En hierro frío». Para trabajar el hierro, una de las artes más antiguas de la metalurgia, se requiere que este metal alcance altas temperaturas que lo convierten en maleable para deformarlo. Esto se obtiene mediante el fuego de la fragua. Por tanto, si el hierro está frío resulta imposible darle otra forma. Y por ello se dice que «es tiempo perdido», para dar a entender que cualquier esfuerzo en tal sentido resulta totalmente inútil. 

La metáfora a la que se recurre traslada la imagen del aprendiz en el taller que golpea en vano «en hierro frío». Los elementos simbólicos subliminales a los que se asocia esta imagen son: el fuego de la fragua, el martillo y el yunque. El martillo es un elemento propio del herrero al que se le reconoce un «poder de creación», es pues, un elemento simbólicamente «fecundador», «creador». El yunque por su parte es un símbolo de la tierra y de la materia que soporta pasivamente los golpes del martillo «hacedor» y, por ende, en contraposición a este, se le atribuye un carácter pasivo. Pero para que esto sea así, para que sea posible la elaboración, la realización, es necesaria la presencia de un elemento «vivificador»: el calor del fuego de la fragua. Por ello la alquimia considera el fuego como simbólico «agente de transformación». 

Este aforismo nace probablemente como pauta pedagógica en el ámbito del arte de forjar. Según esta máxima resulta que martillo y yunque son elementos necesarios para batir el hierro. Pero más imprescindible aún resulta el fuego para fraguar este metal y el agua para enfriarlo bruscamente y templar la pieza. De manera que parece evidente que, si el hierro no alcanza previamente la temperatura adecuada, si está frío, no deviene maleable y por tanto no puede trabajarse y es inútil martillar para intentar batir la pieza. Así el refrán puede aplicarse en el campo específico de la siderurgia, en sentido estricto, como aforismo elemental del oficio, pero también puede emplearse en un sentido lato que tendría aplicación en variadas situaciones generales o específicas. Como cuando nos tropezamos con alguien «duro de mollera» es una pérdida de tiempo tratar que entre en razones y que «se baje del burro» [«no bajarse del burro» es expresión común en el español del Canarias que se emplea cuando alguien se muestra obstinado en no deponer su actitud]. Es también afín a aquella otra frase proverbial que dice «en una torna no se pueden coger papas» y se emplea cuando se está ante una situación en la que se pretende algo que resulta muy difícil o imposible de realizar. Como mismo cuando nos encontramos ante una persona necia o ignorante con la que se entabla una porfía y se pretende aclarar la situación, algo verdaderamente imposible, lo que resulta una pérdida de tiempo. Lo mismo que machar en hierro frío. 

 En el ámbito marinero existe otra expresión afín que dice: «Navegar contra el viento es perder el tiempo». Para significar igualmente que es inútil pretender alcanzar lo imposible, ir contra aquellas situaciones que no pueden cambiarse porque no está en nuestras manos ya que dependen de circunstancias contingentes que no podemos controlar. Este dicho marinero se inspira en el ámbito de la navegación a vela, donde navegar en contra del viento es una empresa imposible. [Aunque se dice comúnmente que navegar de ceñida es avanzar contra el viento, en realidad, para que el barco navegue casi «contra el viento», la proa debe formar un ángulo de unos 40º aproximadamente respecto a la dirección del viento]. Por lo que se puede afirmar indistintamente que «machar en hierro frío» como mismo «navegar contra el viento… es perder el tiempo».