Cuatro ojos ven más que dos

Luis Rivero . Suplemento de Cultura La Provincia DLP

Aunque se trata de una frase aforística del refranero popular castellano su uso se encuentra muy extendido en las islas. El origen de este refrán parece remontarse a la máxima latina: «Nonne plura quatuor oculi vident quam duo?», y otros registros antiguos similares. Su carácter universal queda patente con la traslación y presencia en otras lenguas: «Quattro occhi vedono più di due» (italiano); «Quatre yeux voient mieux que deux» (francés); «Quatro olhos vêem mais (do) que dois» (portugués) o en inglés: «Four eyes see more than two».  En Castilla el refrán se difundió en el pasado fundamentalmente en dos versiones. La más antigua data de la segunda mitad del siglo XV y pervivía aún en el siglo XVI: «Más ven dos ojos que uno». Una segunda versión que ha llegado hasta nuestros días es: «Más veen quatro ojos que no dos». Esta es la forma que pervivió en los siglos XVI y XVII: «Más ven cuatro ojos que dos». La versión más escuchada en las islas es «cuatro ojos ven más que dos», además de ser la forma usual en buena parte del español de América: Colombia, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana…

Puede emplearse en un sentido recto como frase comparativa simple que hace notar la mayor precisión y amplitud del campo de visión que abarca la doble mirada «estereoscópica» frente a la simple. En sentido figurado o traslaticio se usa para advertir de la conveniencia de consultar más de una opinión antes de adoptar una decisión de cierta importancia.      

Indagando en los aspectos subliminales que se alojan en el lenguaje y su simbología, los ojos vienen asociados en la mitología a distintos símbolos de valor similar. Dentro del simbolismo general, al dios Saturno (Cronos) se le representaba con cuatro ojos, dos en la cara, hacia adelante, y dos detrás de la cabeza. Símbolo de simultaneidad del presente que se sitúa entre el pasado y el futuro. Significando, quizá,  la visión testimonial del paso inexorable del tiempo como “devorador” de seres vivos.  Por su parte, en algunas culturas antiguas la representación de la mano sobre los ojos simboliza la clarividencia en el instante de la muerte. Lo que va más allá de la visión física propiamente dicha, indicando una percepción extrasensorial. En la mitología griega,  Argos Panoptes  era un gigante con mil ojos, perspicaz y eficaz guardián, pues se dice que solo algunos de sus ojos “dormían” en cada momento, mientras los demás permanecían “despiertos”. En la tradición judeocristiana –en el libro del Génesis– la serpiente advierte a la mujer que si comen el fruto del árbol prohibido «se les abrirán los ojos, […] y serán como Dios en el conocimiento del bien y el mal». Intuyéndose la visión como fuente de «conocimiento». 

Los ojos guardan, pues, tanto una relación simbólica con la propia capacidad sensorial de la vista, como con una visión más amplia ligada a la perspicacia, al conocimiento, incluso a la clarividencia y la facultad extrasensorial.

En expresiones comunes se recurre a la imagen metafórica de los ojos como símbolo de perspicacia, «tener buen ojo» para algo; de atención o advertencia a estar vigilantes: «tener los ojos bien abiertos».

 En el español de Canarias, una expresión afín es «abre el ojo y esparrama la vista» que se dice a modo de advertencia, de estar atentos o tener mucho cuidado frente a un eventual situación o suceso adverso que pueda darse. A veces se pronuncia incluso en tono amenazante o sentido admonitorio –con valor similar a «ándese con ojo»– para advertir a alguien de que tenga cuidado, de «no pasarse de la raya». 

Así pues este dicho aforístico antiguo y universal posee una forma singular en el español de Canarias: «cuatro ojos ven más que dos». Se usa habitualmente para justificar o fundar una decisión –o la conveniencia– de consultar varios pareceres (de sólito, de especialistas en la materia en cuestión) para reforzar así –desde una perspectiva «probabilista»–  el acierto del pronóstico, solución o diagnóstico. La posición que fundamenta este proceder se basa en la idea de que es más probable acertar o estar seguros de algo cuando coinciden los criterios de más de una persona experta o entendida en la materia: entre más «ojos», más personas, lo vean, «más puntos de vista» se tienen, y, supuestamente, menos probabilidades habrá de equivocarse.