¡Papafrita!

CANARISMOS
¡Papafrita! 
Luis Rivero 20.05.2017 |Suplemento #Cultura La Provincia-Diario de Las Palmas. 

‘Papafrita’ es voz urbana, hija suburbial del idiolecto marchoso/argot juvenil de otra época en las capitales canarias. Aunque no es frecuente su inclusión en los léxicos de canarismos, su uso -creemos- ha trascendido de jerga local típica de determinados ambientes a un dominio más amplio. Tomando así carta de naturaleza como expresión propia del español hablado en Canarias. Su origen, más que en un andalucismo, quizás haya que buscarlo entre los americanismos de última generación que llegaron desde el otro lado del Atlántico durante el último tercio del pasado siglo, como las voces: ‘godo’ o ‘pibe’. Estos criollismos se implantarían en determinados ámbitos urbanos para después extenderse como modismos a otras categorías de hablantes, hasta generalizarse su uso entre el ‘piberío’ de toda la geografía insular, incluidos los ambientes de campo de manera más tardía. Si esto fuera así, se observaría aquí un fenómeno de difusión inversa a la generalidad de los canarismos que casi siempre comparten una génesis inminentemente rural. Y en el caso del ‘papafrita’ (al igual que ‘pibe’) pasa de ser jerga marchosa -por acercarnos al calificativo más afín de aquella época- a domino común en distintos estratos urbanos, hasta implantarse su uso más o menos general.

Sucede también con el ‘godo’, otro neologismo cuasicoetáneo con el que se conoce en algunos lugares de América (Chile, Argentina, Uruguay o Venezuela) a los españoles (peninsulares) de un modo despectivo. Algunos autores latinoamericanos testimonian este uso (Borges -entre otros- pone en boca de alguno de sus personajes el adjetivo ‘godo’: “Mientras pudo no hablaba de españoles sino de godos”; en La señora mayor). Pacho Guerra deja constancia ya en 1965 en su Contribución al léxico de Gran Canaria que la voz ‘godo’ es el “nombre con el que en Canarias se designa a los peninsulares”. Y afirma: “Es denominación reciente. Desde hace tiempo se les denominaba así, despectivamente, en Argentina, Chile, Venezuela, etc.”. No la registra, por su parte, Agustín Millares Cubas en su léxico de Gran Canaria (1922), lo que probaría su introducción tardía.

Otro americanismo coetáneo al ‘papafrita’ es el de ‘pibe’. Voz con la que en distintos países desde Puerto Rico hasta Argentina se denomina al muchacho o muchacha joven. En Canarias se incorpora con idéntico valor (“niño o muchacho adolescente”, define el Diccionario básico de canarismos), pero también para referirse a la novia o el novio entre jóvenes y adolescentes (la piba/el pibe). Con el tiempo aparece un elenco de expresiones derivadas, como: ‘piberío’, ‘pibita’, ‘pibillo’, etc. Cuyo uso se ha generalizado en hablantes de la generación que acoge el neologismo y en las sucesivas, constatándose una especie de corte intergeneracional identificado en los vocablos: ‘pollillo/pibe’, aunque ambos parecen coexistir.

En este contexto se inscribe la expresión ‘papafrita’ que el Diccionario de americanismos recoge como sustantivo/adjetivo que quiere decir ‘persona tonta, ingenua o poco perspicaz’. En Canarias se usa también con valor sinonímico de ‘bobilín’, ‘atontado’, ‘bobera’, ‘memo’, ‘totorota’? Pero en cierto modo aparece como un insulto menor, casi una voz graciosa. El ‘papafrita’ define a quien dándoselas de espabilado o de enterado, incurre con frecuencia en estrepitosa memez. Es más parte de un discurso referencial que incumbe a un tercero ausente que un insulto propiamente dicho, pues su carácter ofensivo es endeble y poco mordaz. Por lo que más bien se rumorea a espaldas del susodicho, rezongando: ‘Mira el papafrita ese’ o ‘¡chacho, será papafrita!’