Con la cuchara que coges, comes

Con la cuchara que coges, comes

Luis Rivero 14.04.2018 Cultura /La Provincia

Esta frase proverbial de uso corriente en las islas, pero también en otros dominios del castellano (al menos en Andalucía), cuenta con varias versiones. Desde la forma más arcaica que ya recogía y comentaba Millares Cubas en 1922: «con la cuchara que coges, con esa comerás»; pasando por la más purista, común en Andalucía: «con la cuchara que tú escojas, con esa vas a comer»; a las más habituales que escuchamos todavía hoy: «con la cuchara que coges, con esa comes» o en forma abreviada y más corriente: «con la cuchara que coges, comes».

 

El verbo ‘coger’ tiene aquí el sentido literal de ‘asir’, ‘tomar’ o ‘agarrar’ un objeto («la cuchara») que es el registro al que obedecen gran número de locuciones del español de Canarias que contienen este verbo, pero también en sentido más mediato viene a significar: ‘escoger’o ‘elegir algo’.

La voz ‘coger’ cuenta en el español hablado en Canarias con una rica polisemia que puede obedecer a valores dispares, según las distintas locuciones. Así por ejemplo, no es lo mismo «cogerle el lomo a alguien» que «coger recortes», o «coger macho» que «coger a alguien por la palabra». Todas ellas contienen significaciones con diversos matices semánticos de un mismo verbo. Pero en la frase comentada –como hemos apuntado– la voz ‘coger’ se sitúa conceptualmente en la idea de ‘elección’; imagen metafórica que traslada implícitamente el significado, en su literalidad, asociado al ‘asimiento’. Con lo cual el acto de coger/escoger la cuchara es sinónimo de tomar una decisión, que en este caso puede o parece resultar trascendente, según se deduce del contexto en el que se suele echar mano del dicho.

Se aparta así de otra expresión del castellano antiguo que instrumentaliza la cuchara como metáfora: «meter la cuchara (o la cucharada)» que quiere decir entrometerse inoportunamente en una conversación de otros o inmiscuirse en asuntos ajenos.

 

En sentido figurado, la expresión («con la cuchara que coges, comes») hace alusión ala trascendencia de las decisiones que tomamos en la vida; aquellas que se refieren o afectan a nuestro futuro, ya sea profesional, amoroso, familiar, etc. Es decir a aquellas determinaciones a las que convencionalmente atribuimos cierta importancia. Es común desde siempre en los asuntos de casamientos, en los que las madres o las abuelas aconsejan a sus hijas o a sus nietas antes de tomar la decisión de esposar a un novio. Que quiere decir poco más o menos que lo que ahora elijas, para bien o para mal, es –en cierto modo– «para toda la vida». De manera que a nosotros corresponde la decisión sobre nuestro propio destino, pues cada alternativa que tomamos implica el renunciar a algo, pero también supone asumir nuestra responsabilidad ante esa elección. Se trata, pues, de un aforismo de claro matiz admonitorio que aconseja en este caso prestar atención o meditar la decisión que se va a tomar, pues es de capital importancia, y advierte sobre las consecuencias que puede acarrear en la vida de esa persona.

La metafórica «cuchara» se transforma en elemento de trascendencia como instrumento asociado al nutrimento y a la vida, esto es, «lo que nos da de comer», sea en sentido literal, léase una elección de orden profesional u económico que nos proporciona un modo de «ganarnos la vida», o ya sea entendido en el aspecto afectivo o emocional –nutrimiento para el alma o el espíritu– como podría ser la elección de un futuro marido o mujer con el que compartir una vida en pareja y fundar una familia.