Más vale maña que fuerza

Más vale maña que fuerza

Luis Rivero. 21.04.2018 Cultura La Provincia

Se trata de una paremia muy usual en Canarias, aunque de origen y uso general en castellano. Es un dicho que viene de viejo, del que podemos encontrar algún antecedente en el Quijote. En el que el narrador lo expresa de esta otra forma: «[…] el cual testimonio sirve y ha servido para que se conozca y vea con toda verdad cómo la fuerza es vencida del arte» (Q, II-XIX). Que es como se documenta ya en el siglo XIII este antiguo refrán proveniente al parecer de fuentes árabes y en el que Cervantes quiere señalar la importancia de la destreza en el manejo de la espada de uno de los personajes. 
En 1627 Correas recoge la versión tradicional: «Más vale maña que fuerza» que es la más conocida y usual en las islas.

El dicho viene a hacer valer que la habilidad supera casi siempre a la fuerza. Esto es, el buen hacer, el arte y el oficio en ejecutar las cosas, en definitiva, la destreza son preferibles a la fuerza bruta, la violencia o el rigor al afrontar cualquier cometido o situación. Y así se refleja en aquella otra variante antigua que reza: «la industria los trabajos vence» para referirse a que es preferible la pericia en un oficio que la rudeza.

Sin embargo, la máxima se adapta con versatilidad a las más diversas situaciones. Es común escucharlo en las ocasiones más triviales con las que nos tropezamos a menudo en la vida diaria, como puede ser la ejecución de cualquier labor manual, hasta situaciones más trascendentes o complejas que se salen de lo ordinario. De manera más corriente viene utilizado con benevolencia frente a quien –aplicándose normalmente en una tarea doméstica o actividad laboral–  acomete el problema con ímpetu y resulta incapaz de resolverlo. Quien toma la iniciativa exitosa, suele consolar con discreción con un «más vale maña que fuerza», quizás para restar importancia al asunto y que el fiasco no deje en mal lugar a su protagonista, o tal vez para predicar con el ejemplo la enseñanza implícita en la máxima.  El dicho deja patente en cualquiera de los casos que mejor la agilidad y destreza que la fuerza. Pues si bien la fuerza bruta puede resultar útil en ocasiones, esta se suele asociar a la ineptitud de la impericia.

En el español de Canarias se le llama también ‘maña’ a los distintos lances o técnicas usadas por los luchadores en la lucha canaria para neutralizar o para tumbar al contrario. Puede resultar significativo el hecho de que en una luchada el luchador más chico, «con más maña que fuerza», ‘da en tierra’ con un adversario más fuerte y poderoso.  Y un ejemplo claro que verifica el aserto lo tenemos en la propia naturaleza: un chorro de agua es capaz de horadar la superficie de la piedra, no obstante la dureza de la piedra.

Otras voces y expresiones relacionadas con la anterior son también: ‘jeito’ para hacer referencia a la maña, destreza o habilidad de alguien en un arte u oficio. Una persona con jeito para algo es una persona versada, habilidosa en ese campo; o ser ‘amañado’ o ‘ajeitado’  que se dice de quien sin ser experto en una actividad es capaz de desempeñarla con destreza. Lo mismo hay que decir de alguien que es ‘bienamañado’ para referirse a que es hábil, diestro, mañoso, especialmente en lo referido al dominio de un trabajo manual o en el arreglo de algún desperfecto. Así podemos escuchar de alguien: «fulanito no es fontanero, pero es ‘amañadito’ para esas cosas».Pero en el común de las tareas para ser bienamañado, primero hay que «cogerle el tranquillo» a lo que sea, que es la especial predisposición que se logra a fuerza de «coger recortes» y de repetir lo que se ve hacer a otros.